jueves, 15 de noviembre de 2012

Al señor Olliu lo disfrazan de amigo / Apunte de Argárico


En el fondo estos catalanes son unos catetos y le pagan un pastón al primero que les propone engañar con una falsa estética a murcianos y alicantinos como si fueran unos lerdos. Barrocos como buenos mediterráneos pero simplones como payeses de tierra adentro, estos listillos, no precisamente del Maresme, han aterrizado entre nosotros comprando a precio de saldo, gracias a la complicidad del Banco de España, una centenaria entidad benéfico-social desamortizada desde la llegada al poder valenciano del inefable Eduardo Zaplana, personaje pendiente aún de revisión histórica prescripciones legales aparte. 

Como cartagenero moreno, Eduardito interpretó que la CAM nacida en su tierra había caído en manos de valencianos y que urgía devolverla a sus legítimos dueños originarios con la complicidad de alicantinos en su misma tesis, básicamente de Alcoy y algunos espabilados de Murcia. La interpretación de esa devolución y muchísima falta de ética concluyó en la presunta estafa (cuotas participativas y opciones preferentes) a impositores por parte de la cúpula directiva profesional, ya desde la multimillonaria indemnización al ex director general, Juan Antonio Gisbert, hoy hábilmente apartado de la absorción de Rural Caja por la andaluza Cajamar para que no incordie más mientras disfruta de una nueva y suculenta cantidad de euros en su mansión de La Calita.

Lo que no se entiende bien es que un banco tradicionalmente refractario a la prensa, como es el Sabadell Atlántico, se deje embaucar por supuestos expertos en imagen pública actualizados con el objetivo de intentar aparentar lo que no es, hasta llegar a disfrazar de amigo nuestro a su mismisimo presidente señor Olliu, fotografiado estos días junto a obispos y presidentes autonómicos de la cercanía, en un intento vano de hacer creer que se es lo que, por esencia, no se puede ser. Con ello, el señor Olliu y sus asesores lo único que demuestran es que no vienen de buena fe sino a confiar a incautos y desinformados, Dios sabe para que más tarde. Yo no me fiaría un pelo de estos prestamistas catalanes, precisamente ahora que algunos de sus paisanos más sospechosos nos han dado el cante.

No hace falta tener mucha cultura financiera para distinguir entre una entidad benéfica, como era la CAM (sobre todo para su última cúpula dirigente) y lo que significa un banco privado propiedad de accionistas en espera y busca de dividendos. Precisamente lo que ha perdido finalmente a la CAM ha sido actuar como banco siendo otra cosa. Pues bien, aunque el señor Olliu se vista de lo que quiera, banquero se queda. Y ya vemos dónde la sociedad española está viendo el origen de sus males para concluir desde aquí que el señor Olliu se ha equivocado, o lo han equivocado de estrategia, en semejante coyuntura. Y quien lo ha disfrazado de amigo, menospreciando la inteligencia colectiva de alicantinos y murcianos, simplemente lo ha engañado para sacarle unos cuartos que, por otra parte, no son suyos sino de esos accionistas del Sabadell Atlántico.

Me dicen que, nada más llegar a la operación con la CAM, desde la Diagonal de Barcelona se contrató a todos los bufetes alicantinos que les pudieran plantear problemas por las cuestiones pendientes de la entidad, con clientes supuestamente estafados, que iban a comprar por tan solo un euro. Me consta, incluso, que se intentó seducir burdamente al letrado murciano Diego de Ramón con agasajos y lisonjas en origen, que también cantaban demasiado. Pero, al final, de pueblo; pueblo grande pero así es todavía Sabadell: un suburbio textil del área metropolitana barcelonesa. El abogado de grandes causas ganadas lleva demasiadas millas a su espalda como para que le sorprendiese el mismo Olliu en persona siendo De Ramón un terciario franciscano entregado a los pobres. Aceite y agua uno y otro en su peripecia vital. Ven el mundo con distinta, y hasta excluyente, óptica. Imposible.

Si yo tuviera dinero, que no lo tengo para aviso de querellantes recalcitrantes, lo metería ahora, desde luego, en el sistema de cajas rurales más a nuestro alcance (Cajamar-Rural Caja, Rural Central de Orihuela o Rural Regional de Murcia por ser las más baratas para el cliente) ante la que nos tiene preparada el SabadellCAM a partir del 8 de diciembre próximo (algo que no publicita tanto su obsoleto servicio de propaganda) con la subida de todo lo que puede cobrar y cargar al bolsillo de quien todavía sea cliente. Un adelanto del estilo de la casa son las llamadas telefónicas acosantes ante pequeños descubiertos y hasta la supuesta amenaza de despachos dedicados al cobro de morosos. Nada que ver con la cultura corporativa de CAM, Bancaja o Caja Murcia, con un genético y preceptivo objeto social hasta el respeto casi religioso con sus clientes. Claro que eran otros tiempos y nos creíamos todos ricos.

Estos días el susodicho contratado servicio de propaganda de Banco Sabadell Atlántico nos machaca con una supuesta recuperación de clientes perdidos de la CAM, algo que no se puede probar en contrario por falta de acceso a los datos, pero que el sentido común y el olfato de aborígenes nos indican que ese ideal está más en el deseo subconsciente del señor Olliu y su tropa que en la realidad de los hechos. Pero ya se sabe... una mentira repetida mil veces hasta puede parecer verdad... pero en la Alemania hitleriana; en este caso con la complicidad de medios locales anémicos que agradecen, cual monos famélicos en trance de extinción, cualquier cacahuete que le lance el último visitante llegado al zoo de la impudicia mediática circundante. Ese suelo si que debe dominarlo bien nuestro hombre conforme a su lógica biografía profesional. Y si es que no, ¿para que ha fichado de nuevo al señor Pina?

Alguien debe haberle informado -¿tal vez el sospechoso y cuestionado señor Pina?- de cual era el método seguido por los imputados dirigentes de la CAM con esos mismos medios, hasta hacerles mirar para otra parte durante el proceso de amortización de la entidad como forma de asegurar su silencio cómplice frente a las sociedades murciana y alicantina. Bastaba con unas migajas, descubiertos convenientes en cuenta corriente y pagar a cuentagotas la publicidad contratada para evitar el desmán en momentos de desesperación contable. Me temo que ahora el señor Olliu quiera más por menos dado el trance canino por el que atraviesa ese desacreditado aparato sin futuro pero que canta sus loas cada mañana en un intento de construir falacias diseñadas para bienpensantes y simples. Muy antiguo todo.

No se engañe el señor Olliu: lo que se piensa aquí por los que piensan, que son bastantes más de los que el cree pese a lo que le haya soplado el equivocado señor Egea Krauel, es que no está claro que Sabadell Atlántico pueda digerir la CAM aún con forceps políticos y del Banco de España por el dinero de todos, clientes o no, generalmente contribuyentes de la Hacienda pública, española por cierto. Y ahí debe trabajar él con las gentes autóctonas si no quiere estrellarse más pronto que tarde porque, con la parroquia en contra, no existe banquero en el Mundo, ni siquiera Botín, que resista. Las finanzas catalanas, con contadas excepciones hasta de Andorra, llevan históricamente muy mal las carreras de fondo aunque impresionen con algún que otro sprint. Que no lo olvide si quiere ganar algo de confianza entre nosotros.

Concluyendo y a modo de síntesis: el señor Olliu, de amigo, nada de nada aunque lo disfracen para parecer algo nuestro. Lo demostrará enseguida con su conducta de banquero representante del capitalismo puro y duro. Una pieza de convicción es el modo en que va a masacrar a la plantilla de la CAM, con la vigente legislación laboral en la mano, a precio de saldo y con la argucia de su recolocación; mito imposible hoy, como sabe cualquiera. Acabará así SabadellCAM con plomo en las alas de la red de oficinas.

Ya apunta maneras SabadellCAM por su diferenciado, respecto a las cajas de ahorro, estilo de gestión y trato al pequeño cliente (ambos aspectos mucho más que discutibles de momento), que dudo le interese como no sea para sangrarlo con una retaila de gastos y comisiones bancarias puras y duras. SabadellCAM es un banco más pese al carnaval que se ha montado desde Barcelona por quienes no conocen ni Murcia ni Alicante, así como tampoco el nivel intelectual de sus élites. Tan industrial, o más, es Alicante que Cataluña. Y tan exportadora, o más, Murcia. El sureste español, aparte de muy español, no es el Sahara ni sus gentes, beduinos. Por eso no colará tampoco cualquier sucedáneo de la Obra social y cultural a modo de out let.

Aparte de que las gacetas locales están, ya sin ambajes, por vender su alma al dinero que necesitan para sobrellevar con paliativos su irreversible agonía y ven a Banco Sabadell como el nuevo gran anunciante prestamista que les puede ayudar con 'morfina' en ese trance, el gran error cometido por esta, desde siempre, prudente corporación decimonónica respecto de la política y los medios, es hacer aparecer a su presidente en actos de propaganda de terceros en complicidad con políticos locales muy cuestionados porque indica su concepto genérico de la democracia en momentos en que nada y nadie está a salvo de los efectos de la inaplazable regeneración de la vida pública española. 

Moraleja: frente a monos que no gustan de cacahuetes, viniendo de la comarca del Vallés y con calificación de basura sus bonos por las agencias de 'rating', Banco Sabadell debería ser aquí y ahora menos prepotente y más humilde si aspira a sobrevivir entre nosotros sin agredir. No debe olvidar que a finales del siglo XIX murcianos y alicantinos nutrieron de forma importante el despegue demográfico e industrial de Sabadell, hasta ser fundador de esta entidad alguno de ellos y muchos, importantes clientes. 

Adeu.

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